Hades es el dios de los muertos. Es hijo de Crono y Rea y hermano de Zeus, Posidón, Hera, Hestia y Deméter. Con Zeus y Posidón, es uno de los tres soberanos que se repartieron el imperio del Universo después de su victoria sobre los titanes. Mientras Zeus obtenía el Cielo y Posidón el Mar, a Hades se le atribuyó el mundo subterráneo, los Infiernos, o Tártaro.
EL AUTOR: ANTONIO CENIZA
©CENIZA777
Hades al nacer, había sido, como sus hermanos, tragado por Crono y luego expulsado. Participó en la lucha contra los Titanes, y los Cíclopes lo armaron con un casco que volvía invisible al que lo llevaba. Este casco de Hades, semejante al de Sigfrido en la mitología germánica, fue usado después por otras divinidades, como Atenea, e incluso por héroes, como Perseo.
(FOTOGRAFÍA SUPERIOR: DIOS HADES)
En los Infiernos, Hades reina sobre los muertos. Es un amo despiadado, que no permite a ninguno de sus súbditos volver a la tierra, entre los vivos. Es asistido por demonios y genios múltiples que están a sus órdenes – por ejemplo, Caronte, el barquero, etc. -. A su lado reina Perséfone, no menos cruel. Contábase que había sido raptada tiempo atrás en los llanos de Sicilia mientras jugaba y cogía flores con sus compañeras. Perséfone, hija de Deméter, es sobrina suya. Hades estaba enamorado de ella, pero Zeus, padre de Perséfone, no había consentido en el matrimonio, porque le repugnaba, contrariamente a Deméter, que la joven se viese eternamente encerrada en la mansión de las sombras; por eso Hades resolvió raptarla.
(FOTOGRAFÍA SUPERIOR: HADES Y CERBERO)
Tal vez le ayudó en el rapto el propio Zeus, que se convirtió secretamente en cómplice suyo. Más tarde, Zeus ordenó a Hades que Perséfone fuese devuelta a su madre, pero Hades había tomado sus precauciones, haciendo que su esposa comiera un grano de granada; pues, quienquiera que hubiese visitado el imperio de los muertos y tomado en él un alimento cualquiera, no podía volver ya al mundo de los vivos. Perséfone se vio, pues, forzada a pasar una tercera parte del año junto a Hades. Se creía que su unión con éste había sido infecunda.
(FOTOGRAFÍA SUPERIOR: RAPTO PERSÉFONE)
El Hades o Inframundo griego era el lugar o espacio al que iban a parar los espíritus de los muertos en la cosmología griega. En la esfera que se suponía que era el cosmos, estaba situado en la parte inferior, por debajo del cielo y del mundo terrenal que gobernaba Zeus, y de los océanos, bajo la jurisdicción de Poseidón. Curiosamente, el Inframundo Griego recibía el nombre de Hades, que es el mismo que tenía el dios reinaba en él. Pero, ¿que podían esperar los que penetraban en el Hades? ¿Qué lugares verían esos espíritus camino de su destino final?
Si bien es cierto que Hades e Inframundo Griego se utilizan habitualmente como sinónimos, en realidad el conjunto del Inframundo es más amplio que el Hades, ya que engloba también el Erebus que es la zona de tinieblas que precede al auténtico Hades. Sin embargo, lo más habitual es que se refieran al mismo lugar. Allá donde viajaban las almas de los fallecidos.
(FOTOGRAFÍA SUPERIOR: HADES, PERSÉFONE)
Tu destino final en el Inframundo Griego dependía de cómo hubiera sido tu vida anterior. Ya fueras humano, semidiós o un Titán, el Hades era tu destino final si así lo decidía Zeus. Pocos se salvaban. Algunos, como Pegaso, se libraron por gracia divina y acabaron formando constelaciones en la bóveda celeste, pero prácticamente nadie consiguió salir del Inframundo griego.
El inframundo griego del Hades está rodeado por cinco ríos, cada uno de los cuales representa una emoción conectada con el inframundo: el Estigio (odio), el Caronte (dolor), el Létéo (olvido), el Flegethon (fuego) y el Cocito (lamento). Para entrar en el Hades, las almas tendrían que ser transportadas primero por Caronte, el barquero. Caronte recibiría las almas de Hermes y luego las guiaría al otro lado del río Estigia. Para pagarle a Caronte por el viaje, los muertos fueron enterrados con una moneda bajo la lengua. Los que no podían pagar, o que no habían recibido un entierro apropiado, fueron rechazados.
La entrada del inframundo no es un lugar muy acogedor, con ansiedad, dolor, enfermedades, vejez, hambre, miedo, agonía, muerte y sueño esperándote. Por si eso no fuera suficiente para asustarte, la entrada también está vigilada por Cerbero, un perro vicioso de tres cabezas. Su deber es evitar que las almas abandonen el Hades.
Una vez que Caronte transportaba las almas al otro lado, los nuevos muertos están a merced de tres jueces: Minos, Radamantis y Éaco. Los jueces deciden el destino de las almas y las envían a uno de los tres lugares. Si se eligen para el Elíseo, las almas son llevadas primero a beber del río Leteo, a olvidar todo lo de su vida anterior y a comenzar una vida después de la muerte tranquila y sin estrés, ¡en comparación con los Campos del Castigo! Dentro del reino del Elíseo también se encuentran las Islas de los Benditos.
Cuando un alma ha alcanzado el Elíseo tres veces seguidas, se le concede el acceso a las Islas de los Benditos, donde disfruta de una felicidad interminable. El segundo lugar, los Campos de Castigo, está destinado a los que cometen crímenes contra los dioses. Hades decide por sí mismo sobre su castigo individual. Los Campos de Asphodel, en tercer lugar, son para las almas que no han alcanzado una grandeza particular ni han cometido crímenes contra los dioses. Habitualmente los semidioses, los héroes y los virtuosos son seleccionados para el Elíseo.
CINCO LUGARES DEL INFRAMUNDO GRIEGO:
1. Erebus o las Tinieblas Eternas
Ἔρεβος» significa «oscuridad», «sombra» o «negrura». La misma palabra se utilizaba tanto para hablar de un dios primordial que encarnaba la oscuridad primigenia, como para designar una zona del Hades; las Tinieblas Eternas. Estaban a la entrada del Inframundo griego. Una vez fallecidos, los muertos pasaban en primer lugar por el Erebus. Los mitos lo definen como un «lugar de oscuridad entre la tierra y el Hades». Caminando entre las tinieblas eternas llegaban hasta el lugar en el que Caronte tenía su barca. Una vez entregado el óbolo, los ayudaba a cruzar el Aqueronte o el Estigia y a penetrar en el auténtico inframundo griego.
2. Los Campos o Prados Asfódelos
Los conocidos en la mitología griega como Prados de Asfódelos o Campos de Asfódelos son uno de las tres zonas principales en las que se divide el Hades. A ella iban a parar las almas de los humanos ordinarios, los que no habían hecho nada extraordinario durante su existencia. El bien y el mal en sus vidas había estado equilibrado y su destino eterno eran los Prados.
Allí los muertos se alimentaban de asfódelos que crecían por doquier y vivían realizando sus tareas diarias de una manera monótona. Nada era bueno ni malo, todo adquiría un tono neutro que confería al lugar un aspecto fantasmal. Se creía que antes de llegar, se obligaba a los que iban destinados a los Prados de Asfódelos a beber agua del río Lete. Al hacerlo, perdían su identidad y olvidaban su vida pasada convirtiéndose en seres sin consciencia. Los historiadores creen que esta descripción, posiblemente, era para alentar a los griegos a que se alistasen en el ejército ya que el destino final de la mayoría de soldados eran los Campos Elíseos y no ese lugar de eterna rutina.
3. Los Campos Elíseos
Los Campos Elíseos, las llanuras alcanzadas por los rayos o por el Sol, eran el lugar destinado a los hombres y mujeres heroicos y virtuosos, principalmente guerreros. Era la sección paradisíaca del Inframundo Griego. En ellos las almas inmortales vivían una existencia plena de felicidad y dicha. Allí pueden convivir con héroes y dioses. En París, la Avenida de los Campos Elíseos fue nombrada en honor del lugar de reposo eterno de dioses, héroes y valientes.
4. Los cinco ríos que atraviesan el Inframundo Griego
El Inframundo Griego estaba cruzado por cinco ríos. El Lete que hacía olvidar quién era al que bebía de sus aguas. El Flegetonte es un afluente del Aqueronte y por el corría un fuego que ardía sin ningún tipo de combustible. El Cocito era otro de los ríos. Por sus orillas vagaban durante cien años los que no podían pagar a Caronte y el río se llenaba con las lágrimas de los pecadores.
Las aguas del Estigia servían para los juramentos de los dioses, que si incumplían su promesa tras beber el agua de este río recibían un castigo en forma de mudez durante nueve años. El Aqueronte era el río que cruzaba Caronte con su barca para llevar a los difuntos al Hades, en el Inframundo Griego. Nada flotaba en él excepto la nave del barquero.
5. El Tártaro
Según explica en la Ilíada el propio Zeus, el Tártaro está en el lugar más bajo del Inframundo Griego y es el lugar en el que los malvados reciben el castigo divino. Es oscuro y tenebroso, semejante a un pozo húmedo y frío. Está rodeado por tres capas de noche. Las almas de los que han sido malvados y traicioneros en vida están condenadas a morar eternamente en el Tártaro. En ese lugar, muy semejante al infierno cristiano, reciben castigos eternos. Sísifo, Ixión o Tántalo, fueron condenados a suplicio en el Tártaro.
5.1. Torturas del inframundo
La zona el inframundo dedicada al suplicio se conoce como el tártaro y en ese lugar acaban los que incumplen las normas divinas.
Tántalo
Seguramente habrás oído la expresión «esto es como el suplicio de Tántalo» queriendo significar que es algo desagradable y que nunca acaba. ¿Qué le sucedió a Tántalo?
Tántalo era el rey de Frigia y cometió tres pecados imperdonables. En primer lugar fue invitado a compartir la mesa de los dioses en el Olimpo y al regresar a la Tierra reveló a sus amigos los secretos que había oído durante el banquete. Además robó ambrosía y néctar que repartió entre ellos y raptó al bello Ganímedes, amante de Zeus. El dios lo perdonó esta primera vez ya que se dijeron que había cometido tales tropelías afectado por los vapores etílicos de la bebida. Su segundo pecado ocurrió cuando los dioses se alojaron en su palacio durante un viaje. Les ofreció un banquete y cuando se acabaron los víveres mató a su hijo Pélope y se lo sirvió troceado y cocido. Los dioses se dieron cuenta y no quisieron probarlo, únicamente Deméter que estaba despistada por la desaparición de su hija Perséfone se comió el hombro del chico. Zeus encargó a Hermes que lo volviera a la vida cocinándolo de nuevo en un caldero mágico y Hefesto le fabricó un hombro de marfil. La última afrenta a los dioses en el haber de Tántalo fue el robo del mastín de oro que Hefesto había creado para que vigilase a Zeus en su infancia. Tántalo negó haberlo robado y Zeus indignado le lanzó una roca del monte Sípilo y lo aplastó.
(FOTOGRAFÍA SUPERIOR: EL SUPLICIO DE TÁNTALO)
Al llegar al inframundo fue castigado ya que había mentido a los dioses y había trasgredido dos de los principales tabús de la religión por la que se regían los antiguos griegos: el canibalismo y el filicidio. Algunos historiadores afirman que este mito se creó para reforzar la ausencia de sacrificios humanos en la religión griega.
Ixión
Otra de las víctimas de las torturas del inframundo fue Ixión. Éste personaje era un lapita rey de Tesalia y contrajo matrimonio con Día. Al concertar el matrimonio había prometido al padre de la joven un valioso regalo que nunca entregó. El suegro, Deyoneo, se apropió de unas yeguas propiedad de Ixión como compensación. Éste, indignado, lo invitó a una comida para tratar el tema y cuando lo tuvo en su casa lo arrojó a un foso lleno de ascuas ardientes y lo mató. Los reyes vecinos al conocer esta traición al sagrado deber de la hospitalidad lo rechazaron y tuvo que vivir escondido sin hallar perdón a su pecado.
Finalmente imploró a Zeus que se compadeciera de él y el dios lo perdonó entendiendo que había actuado así por amor. Ixión como redención fue invitado a la mesa de los dioses, pero como era un ser traicionero se dedicó a perseguir a Hera intentando seducirla. Zeus, avisado de lo que ocurría, creo una falsa Hera con nubes y se la mandó. Ixión la sedujo y de esta relación nació un niño al que llamaron Centauro. Zeus lo perdonó pensando que se había trastocado con el néctar divino, pero el rey de Tesalia, en lugar de estar arrepentido explicó su aventura a todo el que quiso escucharla. Zeus, indignado, le lanzó un rayo y acabó con él. Al llegar al inframundo fue atado con serpientes a una rueda que giraba por toda la eternidad. Su suplicio tuvo una única interrupción, cuando Orfeo bajó a los infiernos y con su canto frenó la rueda por un corto tiempo.
Ticio
Ticio era un ser de lujuria absolutamente desenfrenada hijo de Zeus y una de sus amantes, Elara. Ticio intentó violar a la titán Leto que junto con Zeus habían sido padres de los gemelos Apolo y Artemisa. Estando Leto de viaje fue asaltada por Ticio que le rasgó la ropa. Estando apunto de ser violada fue salvada por sus propios hijos Apolo y Artemisa que mataron al monstruo con sus flechas.
Como castigo eterno, fue arrojado al tántalo donde dos buitres (en algunas versiones del mito son dos serpientes) le comían el hígado, que volvía a crecer, por toda la eternidad. El hecho de que fuera el hígado lo que atacasen las aves tiene que ver con la idea griega de que era el lugar donde residían las pasiones. El suplicio de Ticio parece una de las más típicas torturas del inframundo ya que es muy similar a la que sufrió Prometeo hasta que fue liberado por Heracles.
Sísifo
Sísifo fue el fundador y rey de Corinto (antiguamente Éfira). Por sus malas acciones, Zeus envió a Tanatos, la muerte, a buscarlo para conducirlo al inframundo. Sísifo lo engañó y lo capturó y en el mundo no se produjeron muertes hasta que Ares, el dios de la guerra, lo liberó y se lo entregó a Hades.
Sin embargo, Sísifo no quería morir y era un hombre de recursos. Antes de ser llevado al tántalo le dijo a su mujer que no hiciera ninguno de los sacrificios que estaban mandados a su muerte. Cuando Sísifo estuvo ante Hades se quejó del comportamiento de su esposa y lo convenció para que le dejase volver a la Tierra a castigarla. Hades le permitió regresar y Sísifo lo aprovechó para escapar del inframundo. Tras varios años en Corinto, Hades consiguió hacerlo volver a su reino y allí le aplicó un duro castigo eterno: debía empujar una piedra gigantes por la ladera de un monte hasta llegar a la cima, pero antes de alcanzarla, la roca giraría hacia abajo hasta el pie del monte, donde él volvería a empezar el proceso, que ser repetiría por toda la eternidad.
FDO: ANTONIO CENIZA
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